sábado, 30 de junio de 2007

Quemazon


Te he sentido latir conmigo
en mi extraño delirio,
abrigarte con mi piel sudorosa y
quedarme despojada y sin aliento.
Por un instante me encontre
solo un segundo, sin aire y llena de humo
justo antes de entregarme a
tus recuerdos encontre mi calma
pero justo después de besar tu cuerpo
deje en el silencio mis tranquilos días.
Arañe, mordí, llore en soledad y en compania.
ya no podia esconderte
y lo que habias sembrando en mi interior
me lo devolvio el sabor salado de mi cuerpo
He recibido cada palabra tuya como si fuera la última,
y rememore cada instante vivido
sin otra función que lastimar mi cuerpo
con el deseo ciego del amante que se quema
que se quema cuando se entrega.

1 comentario:

condorcrux dijo...

Este miedo de ti, de mí... De todo,
miedo de lo sabido y lo entrevisto,
temor a lo esperado y lo imprevisto,
congoja ante la nube y ante el lodo.

Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?
Abajo ya es la noche, y hoy has visto
cómo acerca el temor: aún resisto
pero me lleva a tí de extraño modo.

Déjate estar. No luches: está escrito.
Desde lejos nos llega, como un grito
o como un lerdo vértigo rugiente.

Me darás lo más dulce y más amargo:
una breve alegría, un llanto largo...